¿Le ha ocurrido en algún momento
(…) que le enfurece lo que otros miembros de su equipo de trabajo hacen, o dejan de hacer
(…) que le molesta algunas conductas o comentarios, porque sus palabras o actos no están en sintonía con lo que usted piensa que debería aportar al trabajo en equipo, o para este caso, lo que usted expresaría o de la forma como usted procedería?
Lo primero es tener claro que todos somos diferentes y que habrá formas de actuar con las que podemos estar de acuerdo y otras con las que no. La tolerancia no significa estar de acuerdo con todos ni con todo, en los equipos de trabajo, ni siquiera significa aceptar a regañadientes lo que no nos parece correcto.
La tolerancia como parte del trabajo en equipo, implica respetar e intentar llegar a acuerdos siendo tan objetivos como sea posible en cuanto a los objetivos de equipo.
Y es que los seres humanos somos naturalmente diversos, pero esto no significa que seamos incapaces de escuchar y comunicarnos, con el claro objetivo de entablar acuerdos sin dejar de ser quienes somos. Es una realidad que en cualquier empresa convergen personas diferentes, dueñas de rasgos y cualidades que las distinguen, pero que al interior de la organización requieren establecer vínculos armoniosos para conformar equipos de trabajo exitosos.
Pareciera ser más frecuente que a la gente le dé miedo ser tolerantes, las personas del común piensan que es debilidad de carácter (…) sería cómo aceptar que el otro siempre tiene razón y nosotros no.
Pero, por el contrario, al ser tolerantes se escucha al otro, se le respeta, no significa compartir del todo su forma de ver, pensar o actuar, ni siquiera que nos tenga que gustar la persona o que tengamos que pasar tiempo con ella, sino sencillamente que le permitimos ser, ver, pensar, sentir o actuar a su manera.
Si bien esto puede ser muy enriquecedor para una empresa, también es cierto que implica la coexistencia entre diferentes puntos de vista; el que existan estas diferencias no es lo negativo, lo que enturbia el ambiente laboral es el hecho de pensar que solo un punto de vista es válido o que el de otro miembro del equipo de trabajo aporta menos que el resto.
Un ambiente tolerante de trabajo puede llevar a una comunicación más fluida, honesta y abierta. Esto implica una mayor cooperación, lealtad y por supuesto mayor productividad.
Una muy buena forma de aprender a ser tolerante es conociendo más de la conducta humana, descubriendo y conociendo realidades diferentes en aquellas a de las que no se está acostumbrado; entendiendo que la forma de ver las cosas no es necesariamente la “correcta” para todos; compartiendo con personas de otras culturas y de ideologías diversas, con el fin de buscar ecuanimidad.
¿Cómo tolerar al individuo en la oficina que grita por teléfono, al que no respeta espacios, al que es imprudente y que pega gritos de extremo a extremo, al que es maleducado y estornuda frente a todos, al que lleva y trae chisme?
Debemos ser abiertos y receptivos frente a las opiniones, conductas y sugerencias de los demás compañeros, reduciendo su importancia en pro de mejorar el ambiente laboral, evitando así discusiones y riñas que pueden existir en cualquier actividad laboral.
Si bien es cierto existen días en los que las reuniones, llamadas, informes, presiones y otras actividades demandan mucho tiempo, lo que posibilita elevar la sensibilidad ante algunas conductas, es importante tratar de controlar el temperamento y buscar asertividad para poder mantener un ambiente laboral en las circunstancias más cordiales posibles.
Según un proverbio judío, “si todos tirásemos en la misma dirección, el mundo se volcaría.”
¡Bienvenidos los críticos!
Ellos desafían versiones de la realidad, cuestionan la pertinencia de los cambios y obligan a mejorar.
¡Bienvenidos los escépticos!
Ellos estimulan la profundidad de argumentos para probar lo que se considera verdad.
Hasta allí todo está bien; los problemas inician cuando surge alguien que no escucha, que juzga, condena y avasalla a otra persona o al equipo con prepotencia, autoritarismo e intentos de monopolizar la verdad.
Las relaciones interpersonales pueden estar rumbo al abismo final cuando la intolerancia de una de las partes se estrella contra el respeto a sí misma o de la otra.
Ningún avance en la dirección contraria es posible sin la tolerancia; y eso mismo sucede en los equipos de trabajo. Sin la tolerancia, la creatividad no encuentra morada ni el progreso terreno productivo.
Las personas, los equipos de trabajo, empresas y naciones más exitosas no son las que carecen de conflictos; sino las que, con inteligencia, usan la tolerancia a la diversidad como palanca para desarrollarse
“Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.” Walt Whitman
La tolerancia a la diversidad de criterios estimula la innovación, la proactividad y las relaciones asertivas, bases para alcanzar el alto desempeño.
Para crecer en esta virtud debemos empezar por aceptar que en ocasiones ni siquiera nos conducimos a nosotros mismos como pensamos que debería ser.
¿Quién está exento de contradicciones y discrepancias consigo mismo?
La conciencia de ser erróneos abre la puerta a la humildad y al respeto a uno mismo, fuente principal del respeto hacia los demás.
No se debe confundir ser tolerante con ser permisible.