Con el objetivo de aumentar la visibilidad de las marcas empresariales, las organizaciones adelantan eventos corporativos, con diferentes enfoques. Es útil para los líderes o colaboradores de una empresa entender para qué sirven y tener claridad sobre sus beneficios, con el fin de obtener el mayor fruto posible.
En principio, un evento corporativo busca captar la atención de los participantes para provocar reacciones que impacten tanto la vida individual como el entorno empresarial. Se trata de una herramienta de comunicación para despertar acciones y sentidos en las personas que influyen, de manera trascendental a la hora de tomar decisiones relacionadas con productos, marcas y servicios.
En otras palabras, los eventos empresariales son espacios relevantes para iniciar procesos transformadores, porque durante su desarrollo se comparten diversos capitales simbólicos entre las personas. De ahí, su importancia.
El desafío está en generar espacios de encuentro para que los participantes exploten su creatividad e intereses. En la medida en que exista mayor interconexión y diálogo, se abrirán posibilidades para construir objetivos comunes en medio de la fragmentación social, tan común en estos días de alta competitividad.
Ofrecer a los miembros de las organizaciones eventos corporativos donde tengan la oportunidad para crear experiencias y darle significado a sus tareas diarias, es recomendable para agregar valor a las estructuras empresariales y alcanzar el éxito.
La voz de los colaboradores:
La agilidad que los procesos empresariales exigen, limitan el tiempo de la comunicación humana y crean, sin querer, ambientes “robotizados”, donde lo único importante es cumplir con las funciones de las relaciones contractuales. Es aquí donde la reactividad, el estrés y la frustración toman ventaja, entorpeciendo las formas eficientes y eficaces esperadas al interior de las empresas.
Sin embargo, superar esos sentimientos de futilidad y desilusión que se derivan del trabajo improductivo del mundo corporativo, que muchas veces se presentan, tiene caminos de escape al alcance de los actores de las empresas. Lograr un trabajo significativo para cada miembro de una organización es posible con la producción y desarrollo de reuniones empresariales.
Una de las estrategias para crear un clima laboral que le permita lograr a cada uno de sus miembros experiencias favorables ante el trabajo, es la participación en eventos empresariales donde cada colaborador, a través de actividades lúdicas, encuentre la oportunidad y los mecanismos para expresarse libremente, y advertir desde su propia experiencia la importancia de identificarse con otras personas para lograr objetivos comunes. En este sentido, generar relaciones originales y distintas entre los colaboradores, a través de actividades deportivas, recreativas, experienciales o de integración contribuye a la diferenciación organizacional y buen clima laboral.
Es usual que la práctica constante de estas actividades modifique poco a poco los comportamientos humanos y beneficie la productividad empresarial. Claro está, que los resultados siempre se verán a largo plazo, pues forman parte de un proceso que, sí se trabaja ingeniosamente, permite reconocer las verdaderas motivaciones individuales y colectivas que impactarán en la cotidianidad de las empresas.
Se trata de practicar ejercicios creativos que permitan trabajar, desde la experiencia, conductas humanas para detectar oportunidades individuales y colectivas que fortalezcan la calidad empresarial de una manera autónoma y natural.