Aunque las personas que hacen parte de las organizaciones se forman con los recursos materiales, tecnológicos y financieros para cumplir con las tareas obligatorias, es fundamental posicionar en primer lugar los recursos humanos como factor determinante en la búsqueda del crecimiento empresarial.
Las personas constituyen el capital humano y traen consigo conocimientos y competencias emocionales y técnicas, que deben ser consideradas como aliados estratégicos y parte activa de las compañías
Sin embargo, la gestión del capital humano conlleva a comprender los diferentes comportamientos y, esto hace evidente el valor de las diferencias individuales para la empresa en el mejoramiento del clima laboral.
Tanto las diferencias como los puntos comunes entre los miembros de una organización surgen de la estructura y de los rasgos de personalidad, construida desde la combinación de factores biológicos y ambientales, definiendo la forma particular de pensar, sentir y actuar de cada individuo.
La personalidad es una estructura integrada, autorregulada y multidimensional que se expresa en los rasgos personales y, por ello, es específica. Si bien la personalidad se mantiene estable a lo largo del tiempo, es susceptible de cambiar de acuerdo con las experiencias, relaciones y situaciones vividas, permitiendo cambios en la forma de ser.
Mejorando el Desempeño Organizacional:
Sin duda, estos cambios impactan en el desempeño de las organizaciones y en el clima laboral, por esto es fundamental trabajar en ello para mejorar el desempeño, establecer relaciones interpersonales positivas y formar una fuerza laboral diversa que permita enfrentar la gran variedad de retos, que se imponen dentro de las empresas, de una manera exitosa.
Es indudable que las emociones, el afecto y el estado de ánimo son los aspectos más relevantes en el desempeño personal y laboral. Las personas con afectividad positiva generan mejores resultados que las personas negativas. El malhumor y el pesimismo, en cambio, generan ambientes desfavorables que no contribuyen a resolver los conflictos de una manera acertada ni permiten el aprendizaje ni la conexión necesarias para alcanzar la productividad y el éxito empresarial.
Lo anterior, supone promover cambios auténticos que influyan en el buen desempeño laboral para crear un ambiente de compromiso y personalidades orientadas a impulsar los objetivos empresariales. Cuando los trabajadores se identifican con la compañía y se sienten satisfechos de pertenecer a ella, el buen clima laboral propicia una gestión equilibrada que favorece a todos los miembros de la organización.
La personalidad tiene un efecto significativo sobre las actitudes hacia el trabajo, en especial sobre la satisfacción laboral y sobre la forma en que las personas se relacionan con sus compañeros de trabajo o establecen contactos en la empresa.
Las actitudes individuales hacia el trabajo están relacionadas de forma determinante con el desempeño laboral y se ven impactadas por distintos factores internos, como las funciones a desarrollar, las políticas de la compañía o los incentivos económicos y por factores externos, como los cambios políticos y tecnológicos. Una mirada atenta al estudio de las actitudes individuales permite conocer cómo se sienten los trabajadores, el nivel de compromiso y, en general, el estado del clima laboral.
Evaluar los resultados de las actitudes del equipo humano, conocer las intenciones y las diferentes conductas hacia el trabajo de cada uno de sus colaboradores, logra que los líderes infieran el grado de satisfacción laboral de los trabajadores para desempeñarse de una manera exitosa dentro de climas laborales propicios para elevar la rentabilidad y productividad empresarial.