En la actualidad se habla de resiliencia, una habilidad humana que nos permite sobreponernos a experiencias al límite y de dolor emocional. Esta no es una característica reservada para unas cuantas personas o para aquellos en condiciones extraordinarias, todo lo contario, todos los seres humanos tienen la capacidad para desarrollarla. Surge cuando aparecen situaciones adversas o de desconsuelo, en donde, incluso, se puede llegar a creer que no hay manera de volverse a poner en pie y seguir adelante.
Lo interesante es que esta capacidad para sobreponerse y reinventarse es considerada en el mundo corporativo como una habilidad que puede potenciarse en los colaboradores; el mundo laboral necesita personas que no se asusten ante de las dificultades y esta valiosa capacidad es necesaria porque en los ambientes laborales las dificultades son permanentes y cambian todo lo ya establecido.
Cuando se trabaja la resiliencia, surge en los colaboradores actitudes como las siguientes:
Capacidad de relacionamiento. En situaciones complicadas aparece la habilidad de conectarse con el otro, de comunicarse y de unir sinergias para enfrentar todo tipo de situaciones no previstas.
Optimismo. Con la resiliencia surgen actitudes positivas que impulsan a salir adelante. Esta actitud es contagiosa, por lo que los equipos de trabajo no serán indiferentes frente a este entusiasmo.
Creatividad. En momentos de dificultad es más fácil poner de lado los esquemas y empezar a pensar diferente, de esta manera, se enfocan las situaciones desde otras perspectivas y se generan nuevas ideas. Aquí, la creatividad es fundamental para generar soluciones novedosas.
Voluntad para resolver. Lo cual implica renacer a nuevas posibilidades y salir de la zona de confort con el empoderamiento y la flexibilidad suficiente, como para generar las respuestas y acciones adecuadas que se requieren para superar cualquier tipo de situación inesperada.
Para las organizaciones es muy valioso contar con colaboradores preparados para hacer uso de su capacidad de resiliencia cuando las circunstancias lo requieren. Esta fuerza interior puede hacer la diferencia para vislumbrar nuevos caminos y soluciones con diferentes puntos de vista.
La resiliencia nace, se hace y se aprende, por lo que puede ser parte de un proceso de desarrollo de habilidades personales y grupales, enfocado a la capacidad de asumir situaciones no previstas, y lo más importante, a sobreponerse y seguir delante de manera creativa y entusiasta.
Los líderes organizacionales encuentran en la habilidad de la resiliencia una gran oportunidad para agregar mayores competencias a sus colaboradores, a través de escenarios en los que se recrean diferentes situaciones inesperadas que se pueden resolver en equipo y con esta capacidad innata del ser humano, que es capaz de transformar la parálisis y el miedo que producen los eventos inesperados por caminos inteligentes y creativos.
La resiliencia también disminuye los niveles de estrés presentes en los entornos laborales, posibilita una mejor gestión emocional y la capacidad para mantenerse alerta y concentrados en momentos de alta tensión. Todos estos factores se traducen en un mejor estado físico de los colaboradores, lo cual garantiza un mejor enfoque de cualquier situación adversa.