La importancia de desarrollar, atraer y retener talento humano para construir un clima laboral sano es fundamental para que una organización sea reconocida en el mercado. Si los socios de una empresa quieren cultivar una buena reputación en el imaginario de sus clientes antiguos y potenciales deben pensar primero en las cualidades, valores y actitudes que sus colaboradores les transmitan.
Sin duda, los trabajadores son la principal carta de presentación para que una empresa construya su ventaja competitiva y sea más visible frente a sus consumidores. Los beneficios de velar por un buen clima laboral inciden positivamente tanto interna como externamente. Sin embargo, el clima laboral que se vive al interior de las empresas no siempre beneficia ni contribuye al cumplimiento de sus objetivos.
Definitivamente el manejo equivocado que se le da a las necesidades de los empleados genera ambientes hostiles que repercuten directamente en los resultados empresariales. Reconocer la importancia de la gestión humana para potenciar el clima laboral ahorraría dolores de cabeza para sus socios, generando altos índices de productividad
En la práctica, todo parece confirmar que es menos importante la oferta de tecnología de punta, objetos innovadores y servicios indispensables que la forma en que se ofrecen. De alguna manera, el “qué” de las empresas se da por entendido, (…) pero el “cómo” lo hacen, “cómo” lo ofrecen, “cómo” interactúan, “cómo” se presentan ante los clientes y “cómo” solucionan las dificultades que se puedan presentar es lo que retiene a los clientes, es lo que los hace sentir identificados, leales y respaldados. En definitiva, el “cómo” es lo que determina una ventaja competitiva empresarial sin distinción de productos o servicios que quieran ofrecer, porque el “cómo” lo hacen es lo que lleva inconscientemente a que los clientes quieran volver a repetir experiencias de compra o de servicio pues han construido confianza y están seguros de la plena satisfacción de sus expectativas.
La importancia de llevarlo a la practica
Sin embargo, para alcanzar esto es necesario cultivar habilidades y talentos en todos los niveles dentro de los procesos productivos y en todos los puestos de trabajo específicos de las organizaciones. No se trata de los ejecutivos, ni de los empleados estrella; se trata de todas las personas que conforman las empresas, pues cualquier función o tarea, por más pequeña que sea, agrega valor crítico a la organización y al clima laboral. Todas las tareas desarrolladas dentro de la empresa generan una diferencia sustancial, medible y visible en el desempeño.
En consecuencia cada persona debe tener un tiempo y debe estar dotado de recursos tangibles e intangibles para comprender su propia importancia y utilidad dentro de cada proceso en una empresa a fin de actuar consecuentemente consigo mismo y con los demás.
Como resultado, y si se ponen en práctica estas consideraciones; las empresas podrán contar con personas que cooperen auténticamente con su visión y se comprometan con los objetivos empresariales para los que fueron contratados y, simultáneamente, los empleados se identificarán y harán lo necesario para dar lo mejor de sí por ellos mismos, por su propio bienestar, sin presiones y sin sentirse obligados a hacerlo.
La clave está en cultivar los talentos necesarios de acuerdo a los requerimientos de las organizaciones y las competencias personales. Centrar la atención en el potencial individual de cada empleado facilitará la división del trabajo, maximizará los resultados y acelerará la producción y distribución de los productos y servicios. En este sentido, se podrá hablar de la gestión de un clima laboral óptimo que beneficia igualmente a cada uno de los involucrados.