Liderazgo Empresarial para alcanzar la Productividad
Sin lugar a duda el liderazgo empresarial es una de las competencias básicas para el éxito y ocupa una parte fundamental en la comprensión del comportamiento del grupo, pues proporciona la dirección correcta hacia el logro de metas, que incide en la productividad empresarial.
La historia organizacional ha demostrado que el concepto de liderazgo ha evolucionado con el tiempo, sin perder su importancia, hasta definir competencias, comportamientos y habilidades que permiten el cumplimiento de metas y aseguran el funcionamiento diario de las compañías.
En la actualidad, las empresas productivas siempre cuentan con líderes competentes que facilitan el buen desempeño de los equipos de trabajo, pues entienden que su alineación y comportamiento son transcendentales en los resultados financieros, debido a su impacto en los procesos de adaptación dentro de los nuevos entornos comerciales, empresariales y de productividad.
Breve Historia del Concepto
A principios del siglo XX, los estudios sobre liderazgo se enfocaban en identificar las características de los “grandes hombres”, es decir, en el análisis de aquellas personas sobresalientes que marcaron un hito en la historia por sus logros, descubrimientos y aportes que dejaron a la humanidad y que, además se distinguieron por su capacidad intelectual, talento, persistencia y determinación. En esa época la pregunta que se buscaba responder era si las personas podían aprender a ser líderes o si nacían con esa competencia.
En la década del 30, el liderazgo se relacionaba con la capacidad de inspirar respeto, obediencia y lealtad. En 1940, este concepto se atribuía al proceso de persuasión e influencia basado en el prestigio y en el poder. Después de la Segunda Guerra Mundial, las investigaciones se centraron en demostrar que algunos comportamientos de los líderes, resultaban más eficaces cuando se hablaba de productividad empresarial.
En las décadas de 1950 y 1960, el liderazgo se entendió como una actividad grupal. En 1970, este concepto se definió según la capacidad del líder para adaptarse a las características del grupo con el objetivo de influir en su desempeño para alcanzar el éxito organizacional.
En 1980, se empezó a hablar de liderazgo transformacional relacionándolo con la creatividad, la interacción y la motivación. Durante la década de los 90, el liderazgo se basó en la relación de mutua influencia entre líderes y seguidores para alcanzar cambios. Actualmente, este concepto es entendido como un proceso dinámico que tiene como ejes transversales la comunicación, la integración, la colaboración en los equipos de trabajo, promoción del talento, la empatía, la innovación y productividad.
La Importancia del Liderazgo Empresarial
Hoy en día, el concepto de liderazgo continúa siendo importante debido a su impacto en los procesos de adaptación a las nuevas dinámicas económicas, políticas y sociales, por cuanto involucra a los “stakeholder”.
En el mundo del liderazgo empresarial, los líderes orientan la inversión, la productividad, los costos, las utilidades, las ventas, los riesgos, los productos y servicios, así como la cultura y clima organizacional, la motivación, las emociones y el compromiso, entre otros factores intangibles, pero fundamentales a la hora de medir el éxito empresarial.
Por esto, es muy importante, elevar esta competencia durante el desarrollo de eventos empresariales, pues es aquí donde se facilitan las herramientas y se hallan los espacios apropiados para promover la confianza, el compromiso, la motivación y los valores que inciden directamente en la productividad.
Un líder es quien se interesa auténticamente por sus seguidores, con quienes existe una conexión emocional estrecha que les permite generar una cultura organizacional basada en valores compartidos para alcanzar la visión y las metas globales de la compañía.
En este orden de ideas, es primordial que los líderes entiendan que no existen subordinados sino personas que lo siguen por su carisma y por su capacidad de empatía. Un líder sin esta información no podrá asegurar una buena dirección empresarial ni el bienestar de sus colaboradores y mucho menos podrá incidir en la conducta de los “stakeholders”.
De ahí la importancia por abrir espacios para el aprendizaje y la reflexión a través de actividades experienciales que induzcan a los colaboradores de las empresas a propiciar cambios en sus relaciones y métodos profesionales y técnicos, con el fin de elevar la productividad y rentabilidad de las compañías.