Sorpresivamente, la pandemia del coronavirus sacó a la humanidad de su zona de confort, revolucionando las prácticas sociales, académicas y laborales tradicionales.
El lavado de manos, el uso del tapabocas, la desinfección de objetos, el distanciamiento físico y el confinamiento fueron y siguen siendo las medidas más importantes para menguar la propagación del virus y salvaguardar la salud.
Se creyó que era por poco tiempo. Pero el virus siguió su marcha arrasando como un ciclón la estabilidad económica, social y cultural. La incertidumbre y el miedo invadieron los pensamientos de las personas. Sin embargo, después de cien días de esta nueva realidad, ya con los ánimos más sosegados y, adaptados a la nueva realidad; las organizaciones, que en principio suspendieron sus procesos productivos en medio de la incertidumbre, poco a poco se volvieron a reactivar de la mano de la tecnología para garantizar la productividad empresarial.
De hecho, han salido a la luz importantes iniciativas, emprendimientos y nuevos modelos de negocio de líderes que en vez de ver esta pandemia como una tragedia la han visto como una oportunidad para expandir sus procesos creativos, administrativos y de exploración y penetración en nuevos mercados.
¿Cómo la han hecho?
Las organizaciones que han podido navegar en medio de esta hecatombe, sin perder el norte, es porque han encontrado las herramientas y los soportes técnicos para continuar desempeñándose bajo un clima laboral saludable y productivo.
Pero, más que esto, han estimado, valorado y resguardado el talento humano con el que cuentan, brindándoles la confianza y la motivación para seguir adelante. Pues saben que, sin salud, compromiso, disciplina, lealtad y motivación de cada uno de ellos, su empresa entrará a formar parte del maremágnum de los detrimentos de los negocios.
Las empresas sobrevivientes durante esta crisis mundial, han sabido priorizar la salud y el bienestar de sus colaboradores, desarrollando herramientas y metodologías de trabajo remoto para promover el distanciamiento físico, medida primordial para evitar la propagación del virus.
Buenas prácticas en el teletrabajo:
El trabajo remoto o teletrabajo debe cumplir con ciertas condiciones para que la colaboración, el compromiso, el intercambio de ideas, la responsabilidad, entre otros valores, sean los protagonistas y por ello es necesario crear la infraestructura adecuada.
Las empresas exitosas trabajan diariamente para que cada colaborador cuente con la tecnología mínima para ser efectivo dentro del entorno virtual. Computadores portátiles, WiFi de alta velocidad, redes privadas virtuales, plataformas virtuales para el intercambio de archivos y acceso a software especializados, son algunas de las herramientas infaltables para crear un entorno virtual eficiente.
Paralelamente, hoy, los gobiernos corporativos están proporcionando herramientas de colaboración y comunicación para trabajar virtualmente. Pero lo más importante es que además de proporcionar estas herramientas, se toman el tiempo para enseñar sus usos y aplicaciones, garantizando canales y soportes técnicos para que la comunicación fluya sin contratiempos y haya conexión entre todos.
Sin duda, estas herramientas son fundamentales para suplir la necesidad de estar cerca. Con chats internos, aplicaciones de mensajería y videoconferencias las empresas mantienen a las personas conectadas, a pesar del distanciamiento físico, propiciando un clima laboral óptimo que garantiza el bienestar de los trabajadores y la productividad empresarial.
La tercera estrategia que las empresas están implementando para adelantar un teletrabajo eficiente es consolidar el compromiso de sus colaboradores con iniciativas de cultura virtuales. Y es que, el aislamiento y el distanciamiento social está causando en la mayoría de las personas sentimientos de soledad y depresión, afectando gravemente la productividad empresarial.
Por esta razón, los departamentos de bienestar adelantan actividades virtuales para que los colaboradores se sientan conectados, apoyados y motivados. Las charlas virtuales, las horas felices, los clubes de lectura, eventos culturales, juegos y llamadas telefónicas son algunas alternativas que facilitan la interacción, conectando a las personas y reforzando la cultura organizacional.
La cuarta estrategia consiste en la implementación, para los trabajadores que no pueden adelantar sus funciones virtualmente, espacios de coworking esterilizados con medidas de bioseguridad, para facilitar el trabajo y no perder oportunidades de productividad, con la responsabilidad y confianza necesarias en estos momentos de vulnerabilidad.
La última estrategia se concentra en adelantar protocolos de comunicación e información para que los gobiernos corporativos estén siempre informados sobre los planes de acción tanto administrativos como sanitarios, sin sobrecargar contenido que muchas veces es malinterpretado, generando crisis.
En conclusión, los gobiernos corporativos visionarios apuntan a estrategias que conectan a las personas con el ánimo de brindarles seguridad y confianza en un mundo de incertidumbre, para fortalecer sus competencias tanto técnicas como emocionales y continuar el camino con esperanza y optimismo.